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miércoles, 18 de marzo de 2015

LA CARTA EN EL BUZÓN


Hoy te he visto, mientras observabas tu buzón, no me engañas, tu cara era el mismo reflejo de la ilusión. He visto como ojeabas la carta, imaginándote quien te escribía, escrudiñando la letra, el texto, el estilo y así adivinar al remitidor, ¿Quién? con tan poca inversión, trabajo y dedicación a deshecho la monotonía rutinaria del maltrecho buzón.

Pues bien has acertado fui yo, me colé de noche a hurtadillas en tu portal, la señora del tercero casi me pilla infraganti y tuve que improvisar, le conté una historia que al parecer le convenció, entonces cuando la luz del portal se desvaneció salí del rincón donde la penumbra me cobijaba, me armé de valor, saque la carta de mi macuto y la  introduje sin la menor vacilación en el orificio, donde se leía, no sin cierta dificulta: “Ático interior” Ático Interior, que ironía ¿cómo puede ser?... me pregunté, se supone que los áticos es todo menos interior, en fin, que le vamos hacer, las señas son claras, ¡bien sabe Dios! ¡Qué mío no será el error!

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