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miércoles, 18 de marzo de 2015

UNA MUJER DESPIERTA

Al amanecer respiró profundamente el aire limpio y fresco de la mañana, sintió como sus pulmones se hinchaban de vida, como los primero rayos de sol acariciaban su piel tostada. Su cuerpo, sobre la hierba húmeda hubiera jurado que flotaba, su vida se llenaba de luz, de entusiasmo el optimismo la embarga.
Pero al volver la vista atrás recuerda lo duro que resulto salir del abismo hacia la esperanza. La tristeza profunda, la soledad, la autoestima destrozada. Esas noches en vela llorando en silencio desconsolada.
Pero también recuerda aquella mañana mágica en la que dijo: ¡basta! Se quitó las ataduras y la venda que la cegaba, dejó de tener miedo y salió de su carcasa y juro que nada ni nadie la mantendrían de nuevo esclavizada.
Entonces respiró profundamente, respiro el aire fresco y limpio de la mañana, empezaba un nuevo día, comenzaba una nueva jornada, una mujer despierta y con ella la esperanza...

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