Cajón del infierno, me da
miedo abrirte pues creo que al hacerlo salgan como un resorte todos mis
fantasmas, hambrientos por rehogar, recalentar mi cuerpo. Fantasmas de mi
pasado, polvorientos, desmembrados, que seguramente me miraran con sus cuencas
vacías anclados en un cráneo desencajado, recordándome lo que no quiero
recordar, estrujándome con sus garras intactas, al acecho para caer como una
losa en mi vida. ¡Maldito cajón desastre!, lleno de despojos y miserias, y como
decía “aquel” “que tire la primera piedra” aquellos que de despojos y miserias
carezcan.
¡No me grites que te habrá!,
te desterré de mi vida y quiero que sigas ahí, en el lugar que te mereces, perdido
en ese limbo que te fabriqué a medida, ¿Qué ocurre? ¿Se te ha olvidado? ¿Ya no
lo recuerdas?... ¡Lárgate y vete!
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